por estas tierras, el séptimo hijo varón, al llegar a la edad madura y enamorarse, queda condenado a vagar las noches en que la luna es redonda, como lobizón. un gran documento, rodado por Leonardo Favio, desarrolla este tema: "Nazareno Cruz y el lobo". ruego que este expediente sea revisado antes de ser censurado en mis afirmaciones.
para mitigar esta "maldición"-la imposibilidad de amar sin temor de estos seres-, es que aquí, en Argentina, se ha estipulado que los séptimos hijos varones sean apadrinados por el presidente de turno (hoy parece que este designio alcanza a las mujeres), pero ¿qué poder podría tener esa investidura?
los presidentes no son ni ungidos con aceite, ni sometidos a ritos en donde aprendan de ciencias negadas al común de los mortales -aunque mucho sepan de ciencias oscuras-, ni seres muy diferentes del vulgo.
entonces?...
4 comentarios:
Sonoio, me parece muy interesante este texto, para volver a leer, con calma.
La pelicula...intensa.!!!
Un beso.
Los dos premios son para todos vosotros. Recógelo si quieres y ponlo en tu blog.
Saludos desde La ventana de los sueños, blog literario
¿Y los vampiros? Yo sabía que los vampis también tenían relación con la luna llena (pero no hacía falta ser séptimo hijo de séptimo hijo lobizón), tal vez les crecían más los colmillos o se volvían más fuertes...
Y sí... Que garrón ser séptimo hijo/a varón o mujer, lo que deben ser las cargadas en el colegio al enterarse que la Cristi es tu ¿madrina?
- Me acorde de "Nazareno Cruz y el lobo", la pelicula de Fabio, adonde estaba el lobizón y la lechiguana. Camero era un pendex, y Alcon uno de los demonios más hermosos que vi en mi vida. Los podriamos llevar a la luna, dale, que vayan todos. Un beso. Ade
Publicar un comentario