"Cada usuario puede añadir algo y es posible realizar una especie de historia interminable. Llegados a este punto, desaparece la clásica noción de autor y se pasa a disponer de un nuevo modo de implementar la creatividad."

Umberto Ecco
"... cuando la unidad está compuesta por cosas diversas, y cada una añade algo ala otra -proceso mediante el cual se armonizan- entonces la unidad alcanza su perfección"

Emanuel Swedenborg

jueves, 27 de mayo de 2010

la guardiana

Cuándo prefiere visitar a Rayen?

Vive en un hongo enorme y el llamador es un hueso que cuelga de la puerta de su “Perril Pequeña Morada”, como dice el cartel que está a la entrada de la cucha. Al ingresar se ven muchos adornos, todos realizados en hueso. Lo que más llama la atención es una lámpara que, si se la observa en Cuarto Creciente representa una luna en forma de C que se ensancha de manera casi imperceptible. Por esos días Rayen tiene una cola marrón con una pincelada blanca en la punta, también el hocico y la pechera son blancos y el lomo tostado con manchas negras; una bella perra de tamaño mediano pero musculosa, con tanta fuerza que hace retroceder unos pasos cuando da un saludo amistoso a quien la visita, luego Rayen guiña un ojo al mismo tiempo que tuerce la cabeza en dirección a la entrada invitando a pasar.

Si en cambio se la visita cuando su lámpara está bien redonda y de color rojizo al atardecer, los saldrá a recibir un animal casi del tamaño de un caballo, de color gris azulado, que abre su bocaza de cocodrilo dejando ver unos afilados dientes brillosos y emana una especie de fuegos artificiales y miles de espinitas que puede lanzar e incrustarse en el cuerpo de quien la ataque y convertir a su contrincante en un verdadero cactus. Por esos días su trote es elegante, pero algo brusco y aunque su temperamento sigue siendo amistoso, conviene no hacerla enojar.

Cuando la lámpara desaparece y en su lugar hay un espacio oscuro y solitario que provoca cierta desolación a su alrededor, Rayen es una perrita de pelo enrulado color plata, que por momentos parece una caniche y en otros una chihuahua de diminuto tamaño. La pequeña salta muy alto y abre su pelaje como plumas en forma de abanicos, da giros espectaculares en el aire y se lanza de cabeza hacia el agua, luego saca su cabecita radiante y hace un simpático gesto de saludo, como una verdadera estrella de circo.

Todos los que la conocen saben de sus transformaciones, pero lo que es un secreto entre ella y su dueño es que cualquiera que se acerque más de lo prudente a la Lámpara Lunar también sufrirá extravagantes modificaciones.



autor: ana gracia jaureguiberry


cuentos de thiada
vamostodos

3 comentarios:

Ana Gracia dijo...

Hola Sonoio!
Gracias por permitirme estar entre tantas lunas y creadores que desde diferentes lenguajes la han representado.
Un abrazo lunar!(¿cómo será?)

Anónimo dijo...

yo también me transformo a veces, cuando observo la luna...es tan hermosa que cuando estoy triste, su luz transforma mis atenuados sentimientos y me devuelve la alegría...

Anónimo dijo...

muchas gracias por visitar mi blog, thiada, desde aquí te mando una sonrisa voladora!, seguiré dejándome llevar por las corrientes de tus lunas, un saludito!!!